Esta tarde se me ocurrió volver al Poney Pisador, una posada virtual de “El
Señor de los Anillos”. En el mismo instante en el que ingrese, la melancolía se
hizo dueña de mi cuerpo y una tormenta de recuerdos azoto mi mente, recuerdos
de aquel verano en el que la posada y sus historias permanecían constantemente
en mi mente… Incluso creí sentir el
aroma de las flores de jazmín que adornaban mi casa en esa estación y sentir la
calidez del verano.
La recorrí y la encontré prácticamente vacía… Aquellas personas que antaño contaban
historias conmigo ya no estaban… Pero aún permanecían los de siempre, la posada
no había muerto.
Extraño las noches de “Cuentos Inconclusos”, y releyéndolos me
sorprendió lo bien que solía redactar, don que perdí luego de haber dejado el
habito de narrar historias. Ahora en cambio mi mente se encuentra inundada por
formulas químicas y nombres anatómicos difíciles de pronunciar…
He aquí un pequeño fragmento de las historias que contábamos:
Llegada a la posada.
"Ya la noche había caído sobre Bree, un pueblito cercano al Bosque de
Chet. Las luces comenzaban a encenderse en las casas y las posadas
cuando una joven extranjera llego a las puertas del pueblo montada sobre
su blanco corcel. Había viajado miles de kilómetros y buscaba un posada
donde descansar.
Su nombre era Irwin y parecía una mujer de Gondor, de cabellos rubios y ojos grises, pero en realidad su verdadera procedencia era Valinor, y en su rostro brillaba la luz de los Ainur.
El guardia le permitió la entrada, y sin vacilar la mujer se dirigió a El Poney Pisador, la posada de Mantecona, que ya había visitado antes por un corto plazo. Dejó su enorme corcel en la caballeriza y se presento ante el posadero.
- A simple vista podría decirse que es usted una Gondoriana – dijo el hombre -, pero qué acento tan extraño tiene, me recuerda al Señor Gandalf, a quien hace siglos que no veo.
- Es posible – respondió la joven -, pues he vivido mucho tiempo junto a alguien de su misma orden e incluso conocí a Gandalf.
- Me quedaría a charlar si tuviera tiempo, pero las cosas no se hacen solas y esta noche la posada se ha llenado de huéspedes. Tengo un cuartito libre para usted, subiendo la escalera, la octava puerta a la izquierda.
Dicho esto Mantecona desapareció en la cocina, llamando a grandes gritos a Nob para que lo ayudara con las jarras.
Sola nuevamente, Irwin subió las escaleras e ingresó al cuarto que le había sido encomendado. Era pequeño, pero acogedor y bien iluminado.
Dejó sus cosas sobre la cama y se bajó al Salón Común que, tal como le informó el posadero, estaba repleto de gente.
Entró en la sala y se sentó en un rincón; una blanca figura solitaria que observaba al resto con una expresión de tristeza en los ojos. (...)"
Su nombre era Irwin y parecía una mujer de Gondor, de cabellos rubios y ojos grises, pero en realidad su verdadera procedencia era Valinor, y en su rostro brillaba la luz de los Ainur.
El guardia le permitió la entrada, y sin vacilar la mujer se dirigió a El Poney Pisador, la posada de Mantecona, que ya había visitado antes por un corto plazo. Dejó su enorme corcel en la caballeriza y se presento ante el posadero.
- A simple vista podría decirse que es usted una Gondoriana – dijo el hombre -, pero qué acento tan extraño tiene, me recuerda al Señor Gandalf, a quien hace siglos que no veo.
- Es posible – respondió la joven -, pues he vivido mucho tiempo junto a alguien de su misma orden e incluso conocí a Gandalf.
- Me quedaría a charlar si tuviera tiempo, pero las cosas no se hacen solas y esta noche la posada se ha llenado de huéspedes. Tengo un cuartito libre para usted, subiendo la escalera, la octava puerta a la izquierda.
Dicho esto Mantecona desapareció en la cocina, llamando a grandes gritos a Nob para que lo ayudara con las jarras.
Sola nuevamente, Irwin subió las escaleras e ingresó al cuarto que le había sido encomendado. Era pequeño, pero acogedor y bien iluminado.
Dejó sus cosas sobre la cama y se bajó al Salón Común que, tal como le informó el posadero, estaba repleto de gente.
Entró en la sala y se sentó en un rincón; una blanca figura solitaria que observaba al resto con una expresión de tristeza en los ojos. (...)"
Si todo sale como en mis planes volveré al Poney... Todos aquellos fanaticos y lectores de El Señor de los Anillos y las obras de Tolkien seran bienvenidos! Asi volveremos a darle vida a la posada y la luz del fuego de la chimenea del Salon Comun volvera a brillar como a principios de la Cuarta Edad...
Saludos...
Juli♥
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